A 50 años de la ley de Moore

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Gordon Moore
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Gordon Moore

El 19 de abril de 1965, el ingeniero estadounidense Gordon Moore, cofundador de Intel, determinó que el número de transistores en un chip se duplica cada 18 meses, manteniendo el mismo (o menor) costo y el mismo espacio. De las súper computadoras que ocupaban una habitación a los smartphones, con su aporte Moore transformó la sociedad en estas 5 décadas.

Todos los dispositivos que hoy son comunes, como las PCs ultracompactas, los smartphones, las tabletas y hasta los wearables, sólo existen gracias a la Ley de Moore.

Un error frecuente es pensar en esta legislación como una aplicación exclusiva del mercado de computadoras. Los procesadores de silicio se aplican a una gran variedad de productos: smartphones, relojes, anteojos, joyas y prendas de vestir inteligentes, electrodomésticos, videojuegos, automóviles y sistemas de seguridad. Hasta el cajero automático, que es la tecnología en su forma más habitual, requiere poder de procesamiento. En la mayor parte de los países de América Latina, hace 30 años las operaciones se hacían exclusivamente en el banco, con la presencia del titular de la cuenta.

Hoy en día, la tecnología está en todos lados y rodea a los usuarios. Un tema recurrente en el verano fue el “boom” de las selfies con smartphones y tabletas. Pero esto sólo es posible gracias al ritmo de la innovación impuesto 50 años atrás por Moore. Si un teléfono inteligente o una tableta con Intel se fabricaran hoy utilizando la tecnología de 1971, sólo el microprocesador sería del tamaño de un estacionamiento.

Considerando apenas el mundo de las computadoras, se puede afirmar que todo aquello que procesa información lo hace mejor con la tecnología de última generación. Una de las primeras súper computadoras de la historia, la Cray-1, de 1976, podía realizar 160 millones de operaciones de puntos flotantes por segundo y tenía 8 megabytes de memoria. Las computadoras personales más básicas de la actualidad tienen 100 veces más de memoria. Pero no hace falta irse tan atrás para ver la evolución, que se nota incluso en períodos cortos de tiempo.

La observación de Moore transformó la computación de algo raro, caro y de acceso para unos pocos en una fuerza transformadora de bajo costo para toda la sociedad. En esta dinámica, está fundado el motor de la innovación que llevó a la creación de Internet, las redes sociales y la Internet de las Cosas. Pero también impacta en todos los espacios de la vida social, cambiando la manera en que la gente interactúa entre sí, trabaja, se educa y se desarrolla. Aunque lo mejor todavía está por venir. En 2019, 11.500 millones de cosas estarán conectadas a la red, según el estudio de Cisco Visual Networking Index. Actualmente hay un poco más de 3.000 millones de habitantes con acceso a Internet en el mundo. Es decir, las proyecciones apuntan hacia un futuro cercano en el que el número de conexiones con Internet será aún mayor que el número de personas vivas.

Moore no podía asegurar que su ley estaría vigente por mucho tiempo. Pero, hace 50 años, la Ley de Moore era un principio del liderazgo en la industria, de la eficacia en los negocios y, aunque la mayoría de las personas nunca haya visto un procesador, continúa creando lo increíble.

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